No somos genios, ni seres sobrenaturales.
Somos simples humanos que persisten en crear, en hacer que aquellas nubes que flotan a nuestro alrededor se plasmen de cualquier forma en un mundo tangible, esa cosa que llamamos divina inspiración, probablemente solo sea un mito, y que la verdadera "divinidad" sucede cuando el tiempo, y espacio coinciden, concibiendo un trabajo magnifico y digno de aplaudir. El artista como el doctor trabaja, a veces solo cura una gripe y otras veces saca piedras del riñón. ¿Qué es lo que hizo que el artista se convirtiera en algo tan vulnerable? ¿En una cuestión de éxito o fracaso? ¿En un estilo de vida tan desalineado? esta idea la ha creado el artista propio, por ególatra, por pisotear a su gente, la ambición que se nos atribuye inconscientemente y la inestabilidad emocional por no poder encontrar aquellas ideas maestras que inspiraban a Michelangelo y a David Bowie.
Pero lo que todos olvidaron (tanto mortales como artistas) es que el ser artista es un oficio como cualquier otro, y quien logra trascender es quien menos lo forja, quien menos se lo imagina, aquellas personas que trabajan realmente, que no esperan a que la inspiración divina llegue a su ser, y que no viven por reconocimiento ni por fama, se sientan en su escritorio, estudio u oficina y hacen su trabajo diario, CREAR.
- Andrés
Un post sin duda muy inspirador!
ResponderEliminarUn abrazo enorme